Las Provincias. Artículo publicado con motivo de la festividad del 9 de octubre.
José Domingo Monforte.
Salam es una palabra árabe con la que árabes y musulmanes se saludan y se desean “la paz”. La misma raíz lingüística alumbra Shalom, palabra hebrea que tiene igual uso y significado. Ambas tienen un significado de retorno al equilibrio, a la justicia y a la igualdad integral. Armonía de culturas que han germinado en el carácter valenciano.
Zayyán Ibn Mardanix, también conocido como Zahén, fue el último rey musulmán de Valencia. Después de ser derrotado en la Batalla del Puig, se hizo fuerte en Valencia hasta su rendición en 1238. Las palabras que, en su capitulación, Zahén dirigió a Jaime I al entregar las llaves de la ciudad de Valencia fueron: “En la ciudad de Valencia conviven musulmanes, gente noble de mi pueblo, junto a cristianos y judíos. Espero que sepa gobernarlos para que continúen viviendo en la misma armonía y para que trabajen esta noble tierra conjuntamente.”
Cristianos, moros y judíos vivían en armonía, paz, concordia y prosperidad haciendo una Valencia rica y grande. Calidoscopio de aportaciones culturales que han conformado nuestro carácter ingenioso y emprendedor que en la muestra histórica alcanzó su máximo esplendor en el Siglo XV, el siglo de Oro Valenciano, con una banca autónoma potente la Taula Nova, continuadora de la “Taula de Canvis e Deposits de la Ciutat de Valencia”. Pero también el descuido y el vivir de rentas de siglos pasados nos llevó al nefasto siglo XVII, el siglo de la crisis, declive en el que influyeron decisiones políticas como la expulsión de los moriscos. Fue un periodo de crisis y de escasez económica y que provocó la banca rota de la Taula de Canvis, y, después en el tiempo, a que fueran abolidos los fueros del Reino de Valencia, sus Instituciones y Privilegios.
Sirve esta avanzadilla histórica como recuerdo que nos estimule y conciencie del necesario compromiso del pueblo valenciano en la responsabilidad de crear un estamento político digno y legítimo que represente con altura de miras a este pueblo y evite el ninguneo permanente que en estos tiempos sentimos, vivimos y soportamos, con veladas -cuando no abiertas- descalificaciones a un pueblo que no las merece.
Actitudes y reproches que han servido de justificación para que hayamos perdido y estén en manos de otros Bancos y Cajas de Ahorro y, cierres a golpe de ocurrencia como la de nuestra ganada (y ahora perdida y añorada) Radio Televisión Valenciana. Y la lista continúa y el tiempo pasa, y nada cambia, y lo único que no nos podemos permitir es acostumbrarnos a seguir perdiendo. Si lo hacemos la historia nos los recordará. El porvenir no es lo que va a llegar sino lo que vamos hacer. Salam, Shalom Valentia.
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