Os invitamos a conocer a Alejandro Marí. Uno de tantos héroes anónimos. Luchador y solidario. En este despacho intentamos ayudarle a ganar una batalla en los tribunales pero Alejandro ya ha ganado la guerra más importante de su vida: la guerra contra el cáncer. El periódico Las Provincias se ha hecho eco de su historia.
Las Provincias. 17-8-15 . «Un bulto de grasa», así le diagnosticaron a Alejandro Marí, un vecino de Almussafes, una pequeña tumoración que descubrieron en uno de sus pulmones, cuando acudió al médico con dolores en el hombro en el año 2007. Seis años después y tras meses de fuertes dolores en su cabeza, Alejandro se convierte en uno de los pocos enfermos que padecen Histiocitosis de Cedulas de Langerhands en sus pulmones y su cerebro, una enfermedad que le incapacita para ejercer su oficio a sus 33 años.
«Cuando el médico te dice que no sabe que hacer y que nunca ha visto un caso como el tuyo, es imposible no pasar miedo», explica Marí, que asegura que en lo primero que pensó fue en su familia y sus trabajadores cuando en el hospital le anunciaron su ingreso inmediato e indefinido. «Sentí que estaba encerrado», asegura el almusafense, que redecoró con cuadros y una pizarra la habitación del hospital, y se llevó un ordenador y una impresora. «Hice del centro mi casa y mi oficina».
Tras la extracción del gran tumor de su cabeza, lo peor estaba por llegar, la quimioterapia no conseguía reducir el cáncer que se había extendido también por sus pulmones. Fue un proceso largo y complicado, pues no se conocían demasiados casos como el suyo, ni siquiera a nivel internacional. «Llegaron a darme tres meses de vida», subraya angustiado. Explica que cuando pensó que iba a morir lo que más le preocupaba era lo que pensarían de él. Se propuso no perder la sonrisa. «No podía permitir hundirme. Haciendo a los demás felices, yo también iba a serlo», explica. Inesperadamente, en la última sesión de quimioterapia que su cuerpo podía soportar, la enfermedad desapareció de sus órganos. Se convertía así en el quinto caso médico conocido que termina con éxito. «Estamos esperando las últimas pruebas para cantar victoria definitivamente», cuenta.«He pasado todo el miedo que tenía que pasar, ahora voy a hacerlo todo». Entre sus planes explica, que se encuentra también formar una familia con su novia. «Ella me obligó a ir al hospital, le debo estar vivo».
Mario, un pequeño niño de dos años con leucemia, es otro de los grandes protagonistas dentro de la historia de Alejandro. «Era mi fuente de alegría, hacía imposible no pasarlo bien con él», recuerda. A falta de un donante para Mario, se embarcaron juntos en una campaña de concienciación social para fomentar las donaciones de medula ósea. «Me enseño una nueva forma de vivir, irradiaba felicidad». Lamentablemente, Mario no encontró un donante de médula válido.
«Recuerdo cuando mi novia me dijo que Mario no iba a sobrevivir, fue un auténtico hachazo». El joven asegura que pese al dolor evidente, prefiere quedarse con todo lo bueno que le ha enseñó el pequeño en su corta vida. «Pensar en Mario me impulsa a ayudar a mucha gente, es uno de los motores que me empuja», explica. El vecino de Almussafes se suma ahora a la Asociación Española Contra el Cáncer, donde organizará campamentos, entre otras actividades.
Una historia solidaria
No son las únicas acciones solidarias que ha llevado a cabo Alejandro. Se encargó de recaudar fondos para comprar una silla de ruedas para una niña, y el propio alcalde de su municipio le realizó un homenaje tras apuntalar los balcones de una vivienda una noche de vientos huracanados. «No podía dormir, sabía que con ese tiempo podía pasar algo y no me lo pensé dos veces, salí a la calle y me puse a ayudar a los agentes de policía», cuenta.
El joven se encuentra ahora sumergido en una batalla legal contra la Conselleria de Sanidad por entender que actuaron de manera negligente. Su abogado José Domingo Monforte explica que «un tratamiento adecuado en 2007 hubiera paliado la evolución de los tumores» con un resultado satisfactorio. No obstante Marí deja claro que «mi intención no es castigar a nadie, lo que busco es que no vuelva a repetirse un caso como el mío, si puede evitarse».
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