La otra cara de la ponente de la semana: Eva de Haro. Abogada

Eva de Haro, socia profesional de Domingo Monforte Abogados Asociados, especializada en el área de derecho mercantil, societario y concursal ha sido la ponente de esta semana. Además de desarrollar y atender las dudas sobre un tema jurídico de su especialidad, el ponente nos muestra un poco de sí mismo, de su manera de ser y de pensar, de sus aficiones y sus gustos con la elección de un tema social o de actualidad sobre el que debatir,  la frase y  la palabra de la semana y, finalmente, con la recomendación de un lugar de ocio en Valencia y alrededores.

La frase de la semana trata de reflejar, una parte al menos, de nuestra esencia y valores. En esta ocasión Eva ha recurrido a la sabiduría de Séneca para destacar una cita de carácter jurídico: “Lo que no evitan las leyes, puede evitarlo la honradez”.

También le damos una vuelta al diccionario para encontrar una palabra que destaca por su significado, por su relación con el derecho o la actualidad o, por su curiosidad o rareza.  Eva ha elegido Incurioso: un adjetivo que, según la RAE, significa: descuidado o negligente.

Y, en cuanto al lugar de ocio Eva nos lleva hasta la playa de la Patacona, para desayunar o almorzar un sabroso bocadillo o sándwich, tomar un zumo natural, un batido o un buen café, mirando al mar en “La Más Bonita”.

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Un buen lugar para relajarse pero también para concentrarse….y es que el tema de actualidad que Eva ha desarrollado tiene mucho que ver con la capacidad de atención:  el “Mindfulness”: la atención plena. Ser plenamente conscientes de lo que está ocurriendo aquí y ahora. El estado ideal para combatir las distracciones y concentrarse en los objetivos.

Hay una cita de Buda que sintetiza perfectamente el significado de “mindfulness”:

«El secreto de la salud para la mente y el cuerpo reside en no lamentarse del pasado, no preocuparse por el futuro y no anticipar los problemas, sino en vivir el momento presente seria y sabiamente».

  • Extracto del artículo “Mindfulness: la atención plena” escrito por Gabriel García De Oro, publicado en el País Semanal:

“Apenas he empezado a escribir este artículo cuando mi ordenador me ha avisado de que tengo tres correos nuevos en mi bandeja de entrada. Además, he recibido dos llamadas y varios mensajes. Ya puestos, he entrado en el As para comprobar si había sucedido algo relevante en el mundo del deporte. Media hora y aún no he escrito ni una sola línea.

La desconcentración es continua, el bombardeo no cesa. Mi único consuelo, si podemos llamarle así, es que esto no me ocurre solamente a mí, es el signo de los tiempos digitales. Según las estadísticas, como máximo pasaríamos unos once minutos de media concentrados en una actividad antes de que algo o alguien nos interrumpa. Y si nadie lo hace, somos nosotros mismos quie­nes desconectamos. Por si fuera poco, cada desconcentración provoca que cueste entre diez y veinte minutos reemprender la actividad. No estamos acostumbrados a estar presentes en el presente. Nuestro cuerpo está, pero no nues­tra cabeza. Nos hemos habituado a la distracción, a la atención parcial, algo parecido a una plaga universal de síndrome de déficit de atención. Se quiere estar tan conectado que se olvida de que lo primero es hacerlo con uno mismo. Y esto produce estrés, ansiedad, sensación de agobio, de llegar tarde a todo, de no tener tiempo para nada.

Así, no es de extrañar que haya irrumpido con fuerza el concepto de mindfulness. Esta práctica de origen budista cuenta con más de 2.500 años de antigüedad, sin embargo en Occidente no aparece hasta hace unos treinta años para tratar problemas asociados al estrés y al dolor crónico. Hoy, las aplicaciones de este concepto se extienden a casi todos los campos, como por ejemplo al de la educación y la enseñanza. Es habitual ver que las universidades ofrezcan a sus alumnos talleres de atención plena, conscientes de que en la mayoría de los casos la distancia que separa el éxito del fracaso no reside en el talento natural, sino en la capacidad de concentrarnos, que permite retener conceptos, relacionarlos, entenderlos e incorporarlos en nuestras estructuras de pensamiento. Y es que por más capacitado intelectualmente que uno esté, sin atención el suspenso es casi seguro. Se ha de comprender que el cerebro no es multitarea. Solo podemos concentrarnos en una cosa a la vez y si no lo hacemos, si intentamos estar en varios lugares al mismo tiempo, no conseguiremos un resultado tan satisfactorio como aquellos que con igual o menor capacidad que nosotros sí que son capaces de poner todo el foco de su atención en la actividad concreta que están desarrollando.

Los estudios científicos han demostrado lo que hace más de dos mil años ya sabían los budistas, es decir, que un estado de atención consciente ayuda no solo a reducir el estrés o la ansiedad, sino también a ser más creativos, a poder juzgar y valorar las situaciones con mayor claridad, a aumentar la resistencia emocional y a disfrutar más de lo que se está haciendo.

Como tantas otras capacidades del ser humano, la atención también se entrena. Porque es un músculo que cuando se usa se fortalece y cuando no, se atrofia.

 

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