El magistrado progresista del Tribunal Supremo Gonzalo Moliner, presidente del CGPJ

‘Habemus presidente’. Tras dos plenos y más de veinte horas de deliberaciones fallidas, los vocales del Consejo General del Poder Judicial eligieron esta mañana, tras diez minutos de debate, al magistrado Gonzalo Moliner como nuevo presidente del Tribunal Supremo y del Poder Judicial en sustitución de Carlos Dívar.

El nombre de Moliner, presidente de la Sala de lo Social del Supremo, ha logrado los doce votos necesarios de los vocales para auparlo al frente de la institución. Su designación se ha producido en segunda votación, a propuesta del vicepresidente Fernando de Rosa, tras rechazar el nombramiento del magistrado José Ramón Ferrándiz, que apenas ha conseguido nueve votos.

Moliner (Fuente la Reina, Castellón, 1944), lleva 43 años de antigüedad en la carrera judicial, fue secretario de la asociación Jueces para la Democracia y es un encendido detractor de la reforma laboral del Gobierno a través de varios artículos de opinión. Nada más llegar a la sede del Consejo, el nuevo presidente ha señalado que afrontaba el cargo con «ilusión porque todos hacemos falta y con miedo porque la cosa puede ser compleja». No obstante, admitió, «creo que en el Consejo podemos actuar la mar de bien».

Su designación, además, viene a colmar los intereses de los distintos bloques de poder del Consejo General del Poder Judicial, que esta mañana han mostrado su contento por dar por finalizada la crisis institucional que afectaba al órgano de gobierno de los 4.500 jueces de la carrera.

Apoyos

Y es que Moliner ha concitado el apoyo del vicepresidente De Rosa, valenciano como él, de la portavoz Gabriela Bravo, también valenciana, y de otros diez vocales de uno y otro signo. En contra han votado cinco vocales y tres se han abstenido, miembros todos ellos del grupo ‘asociacionista’, formado por magistrados de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura y de la progresista Jueces para la Democracia.

En todo caso, las buenas palabras han dominado entre aquellos vocales que han votado en contra de Moliner, ya que en cierto modo también ha colmado sus intereses: que el nuevo presidente se convierta en un ariete contra los planes del ministro de Justicia, Alberto Ruiz- Gallardón, que pretende reformar a fondo la estructura del Consejo y quitarle poder a las asociaciones judiciales.

Sobre este aspecto, no obstante, Moliner ha querido ser cauto.»No creo que se esté desmantelando el Poder Judicial o que el Gobierno tenga esa intención», ha comentado. Y sobre los paros parciales o huelgas con las que ayer amenazaron las asociaciones judiciales y fiscales ha afirmado «que no son convenientes, aunque cada uno es responsable» de sus actos.

Fuente: Las Provincias

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