Control Mental: Un arma eficaz en la batalla legal

Autores: José Domingo Monforte. Abogado. Toni Pons. Entrenador mental

Publicado en Economist&Jurist.

“El abogado se enfrenta, a diario, a situaciones complicadas. La resolución de conflictos legales es su trabajo. Y para realizarlo con garantías, no solo es importante saber de leyes y manejar adecuadamente el estado jurisprudencial de la cuestión.. Es necesario trasmitir de la mejor manera esos conocimientos. Argumentar con solvencia ante un juez, ser capaz de superar la réplica del abogado contrario y en pocas palabras: convencer con ideas y con actitud. Este artículo aborda la técnica del control mental como una herramienta para conseguir estos objetivos”.

Introducción: ¿Qué es el control mental?

El control mental se puede definir como un conjunto de técnicas y procedimientos que nos permiten conocernos mejor, tomar mayor conciencia de nosotros mismos y de nuestros estados emocionales, para gestionarlos con efectividad en beneficio propio.

Tiene multitud de aplicaciones. Quizá las más conocidas son las terapéuticas. Podemos trabajar la mente para modificar o eliminar hábitos negativos, como por ejemplo el tabaco, superar fobias y miedos. Pero más allá de esto, el control de la mente es también una herramienta muy eficaz para mejorar el desarrollo tanto personal como profesional. A través de un entrenamiento sencillo, es posible cambiar cualquier patrón de pensamiento repetitivo y tóxico, controlar los estados ansiosos y, en definitiva, trabajar capacidades tan necesarias para el éxito como la confianza y seguridad en uno mismo.

Es esta faceta del mentalismo como herramienta de coaching, la que puede resultar de gran utilidad para los abogados que cargan a sus espaldas una gran responsabilidad y trabajan con mucha presión.  Conocer y practicar estas estrategias puede ser clave para no bajar el rendimiento.

Entrenar las emociones

Con esta filosofía como punto de partida, José Domingo Monforte, abogado y Toni Pons, entrenador mental, unen sus conocimientos y experiencia para valorar la efectividad de las técnicas de control mental en el ejercicio de la abogacía.

El control de las emociones es importante para cualquier aspecto de la vida, explica José Domingo, pero mucho más en una profesión como la de abogado en la que el enfrentamiento dialéctico y los posicionamientos jurídicos precisan de un sereno control para la gestión eficaz en un juicio.  A mi entender, lo más importante es ser capaz de recomponerse ante la adversidad y no caer en el derrotismo cuando la situación se torne desfavorable. Es increíble que esto no sea objeto de entrenamiento y, por lo general, se quede en las dotes innatas y en la experiencia que otorga la praxis. Una preparación adecuada para el control emocional puede ser una ventaja partiendo de la igualdad de conocimientos de los abogados en litigio.

Toni Pons considera que el control mental es una técnica óptima para lograr estos objetivos. El cerebro humano, explica,  es una gran maquinaria,  con millones de conexiones neuronales. Un complejo engranaje a nuestro servicio para caminar hacia donde nuestro pensamiento nos dirija. Lo que la mente sea capaz de concebir y crear, la mente lo puede lograr.

Para ello trabajamos sobre esa parte más emocional del cerebro: el sistema límbico. Es aquí donde nacen los diferentes estados emocionales: miedo, ira, rabia, felicidad, vergüenza… Es mucho más primitivo,  más “animal” que nuestro neo-córtex o “cerebro racional” que se encarga de organizar, aprender, razonar, estructurar, etc. El sistema límbico gestiona las emociones  de manera casi “automática”, muchas veces guiado por experiencias anteriores que marcan de manera inconsciente nuestra reacción emocional ante diferentes circunstancias de la vida.  Las consecuencias de lo que ocurre en el sistema límbico afectan a nuestro estado de ánimo, a la salud, y por supuesto también, a nuestra eficacia en multitud de tareas profesionales y sociales.

Pero ese “animal salvaje” que es el sistema límbico, se puede educar, entrenarlo para encauzar las emociones de manera positiva. Capacidades como la motivación, la valentía, sobreponerse ante la adversidad, eliminar creencias limitantes o reconocer el auto-sabotaje mental, depende de un entrenamiento mental que re-educa nuestro subconsciente Y las técnicas más efectivas para ello son la auto-hipnosis y la hipnosis.

Reprogramar la mente del abogado

La hipnosis y la auto-hipnosis son técnicas que utilizan muchos deportistas de élite para mejorar sus marcas. Para un abogado, son igualmente importantes. De hecho, tanto la preparación como el proceso de un juicio son como una competición, una batalla donde el letrado debe mantener un perfecto control mental y emocional para argumentar con solvencia, superar al abogado adversario y convencer al juez, a veces incluso, sin que le acompañe la razón. A ello hay que sumar una dificultad añadida: el resultado no depende solo del buen hacer del abogado sino de la valoración judicial.  En ocasiones en este proceso, surgen problemas, las cosas no salen como esperábamos, se nos pone a prueba y, sin quererlo, reaccionamos automáticamente con una actitud derrotista que nos lleva a darnos por vencidos.

Para controlar estas situaciones y superar la adversidad, podemos trabajar sencillas rutinas que, con ayuda de ciertas herramientas que facilitan la auto-hipnosis, nos ayudan a reprogramar nuestra mente para lograr nuestros objetivos: podemos modificar comportamientos emocionales sobre los que creíamos no tener control, modificar conductas y superar creencias tan limitantes como “No sé, no puedo, no creo que sea capaz, no soy bueno en esto, etc”.

Pero, más allá del control de la adversidad, la meditación y la auto-hipnosis aportan otros beneficios a los abogados. Es una profesión que soporta muchas situaciones de estrés. Los conflictos legales son procesos muy largos y complicados y muchas veces resulta difícil que esas preocupaciones laborales no afecten al ámbito de la vida familiar y de las relaciones personales. Estas técnicas ayudan a establecer departamentos estancos, a desconectar y vivir en cada momento con una actitud de presencia activa en todas las facetas vitales. Y, por último, son una herramienta eficaz también para combatir estados ansiosos y mejorar el descanso nocturno, lo que se traduce, sin duda, en una mayor eficacia profesional.

La fuerza interior: yo soy, yo puedo

Toni Pons destaca que la técnica de la hipnosis, bien conducida por un especialista, es capaz de dejar en nuestra mente una huella, un anclaje que facilitará el posterior entrenamiento en solitario. Se puede, por ejemplo, utilizar audios con la voz de nuestro coach, que repitan las mismas consignas. De esta manera, desde casa, cada uno de nosotros puede continuar el entrenamiento mental, su re-programación emocional. Y recuerda, que si elegimos con claridad el propósito de nuestra vida, y tomamos posesión de nuestra mente, somos capaces de lograr lo que nos propongamos.

Por su parte, José Domingo Monforte, considera que estas técnicas pueden ayudar al abogado a creer en sí mismo, a encontrar la fuerza interior que necesita para ofrecer en el ejercicio de la profesión su mejor versión.  Como dice, Ángel Ossorio, en “El Alma de la toga” “el abogado no puede ser frío ni de alma emocionable”. Debe ser capaz de empatizar con su cliente pero sin dejar de ser uno mismo (desdoblamiento psíquico). El objetivo es encontrar el equilibrio mental que proporcione la satisfacción del trabajo bien hecho, el aprendizaje de los errores y en una palabra la Felicidad de ser abogados.

 

 

 

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